sábado, 14 de septiembre de 2013

Agur San Mamés! Kaixo San Mamés!

Si, ya sé... Esto no es un post sobre bicicletas ni nada por el estilo, pero mi blog también abarca algunas curiosidades, no?
Y es que antes de que llegue el estreno en liga del nuevo San Mamés, quiero despedirme de nuestro viejo San Mamés recordando lo que ha sido para mí.
Toda la gente que me conoce sabe que me encanta la bici, que se ha convertido en una pasión desde muy pequeño...pero mi otra pasión ha sido el fútbol, por supuesto. Y como no podía ser de otra forma,  soy del mejor club del mundo: el Athletic de Bilbao.

Mi primer recuerdo del Athletic está relacionado con la retirada de Iribar. Yo tenía 7 años y nunca había visto un partido del Athetic, pero en mi casa mi aita comentó la retirada de Iribar, y esta es la primera noticia que recuerdo sobre el Athletic. Está claro que el sentimiento Athletic se forja desde pequeño y nosotros ya teníamos nuestros trajes, y jugábamos a fútbol con ellos, pero las noticias de fútbol no estaban tan presentes como ahora. Recuerdo que los domingos, después de dar una vuelta con la familia, echábamos un vistazo a una especie de cuartilla que tenían en los bares y en la que, acabada la jornada, se incluían los resultados de todas las divisiones de fútbol. Y la pregunta, siempre: ¿qué ha hecho el Athletic?
Pero la década que me marcó para siempre fue la de los 80.
Los fondos de San Mamés se habían demolido para la reconstrucción del campo para el Mundial'82. La empresa en la que trabajaba mi aita llevaba parte del proyecto. Tras estar días y meses dando la lata para que me llevara a verlo, cuando ya estaban casi acabadas las obras, fuimos a visitar el estadio. No nos pusieron pegas para entrar, mi aita habló con alguien que estaba en la entrada, y entramos hasta la parte de arriba de la grada, la que da acceso a los asientos. Todavía tengo la imagen en la cabeza como una fotografía, el campo, de un verde intenso, exagerado, y todos los asientos nuevos, rojos. Lo único que pude decir fue: "Aita, esto es precioso".
Desde entonces, mis esfuerzos se centraron en asistir a un partido del Athletic. La verdad es que en pretemporada, el Athletic solía venir a Algorta para jugar contra el Getxo en Fadura y todos los del patio íbamos a verlo, para después saltar al campo y correr por esa hierba en Fadura que parecía una alfombra a principio de temporada .
Pero me quedaba ver al Athletic en San Mamés, cosa que pude hacer gracias a Iñaki, un amigo de mi aita que nos dejó su carnet. Lo recuerdo como si fuera ayer. Fue el 18 de abril de 1982. La liga no la iba a ganar el Athletic, pero estaba en los puestos de arriba. Nos enfrentábamos al Racing de Santander, al que ganamos 4-1 goles de Liceranzu, Dani, y Sarabia (por aquel entonces mi ídolo), que metió dos goles. Pasado el tiempo me enteré de que el que metió el gol del Racing fue Manolo Preciado.
El mundial llegó, y revolucionó a todos los chavales de mi época, que nos hicimos con alguna de las camisetas que regalaban en la caja de ahorros municipal de Bilbao, yo me hice con la de Argentina, mi otra gran pasión futbolera.
Después del mundial empezó la liga, que ganó el Athletic, la gabarra...era impresionante el ambiente que se vivía en la calle.









Y al año siguiente, el año del doblete, Iñaki nos siguió dejando el carnet. Durante casi toda la temporada, pude ver los partidos del Bilbao Athletic. Daba igual, cualquier cosa por seguir entrando en San Mamés, y seguir quedándome maravillado viendo el cesped... De ahí en adelante, todos los años he ido aunque sea a ver un partido. Es increíble, desde entonces, he seguido pensando lo mismo que la primera vez que entré.











Para mí, ir a San Mames, siempre ha tenido su parte de ritual: el bocata de tortilla de patatas, las pipas, mi camiseta...no sé, son gestos sin los cuales, la fórmula mágica de la noche, no está completa.



Y he vivido noches mágicas de liga, UEFA, Europa Leage, derbies ganados contra la Real... noches como aquella en la que quedamos segundos en liga en el 98 e Itzi y yo saltamos al campo para darnos un beso en el centro de San Mamés (y llevarnos dos cachitos del césped que iban a retirar al final de esa temporada).
Ver ganar a las chicas sus títulos de liga femenina. Noches mágicas de copa, como en la que eliminamos al Sevilla para volver por fin a otra final... Y las dos últimas noches de San Mamés, el partido de liga y el homenaje al centenario campo, con su espectáculo final.








Y ahora, después de tantos años gritando, riendo, animando, llorando de alegría, y pensando siempre lo mismo cada vez que entro al campo... San Mamés deja paso a San Mamés Barria. En un principio, me dio una pena terrible, pero ahora sé que el cambio bien hecho está: se va a ganar en todo, no me cabe duda. Solo espero que algún día pueda llevar de la mano a alguien con las mismas ganas que tenía yo de ver la catedral, alguien que se quede tan maravillado como me quedé yo viendo el campo.